La lactancia materna es el mejor alimento para tu hijo, pues contiene todos los nutrientes que se necesitan, en las cantidades adecuadas para él. De hecho se aconseja amamantar a los niños de forma exclusiva durante los 6 primeros meses de vida y complementarla con otros alimentos posteriormente bajo el consejo de un médico.

Esta además trae beneficios para ti, pues ayuda a que tu útero vuelva a su tamaño habitual y previene la aparición de enfermedades como la osteoporosis. Es por eso que si piensas amamantar a tu hijo, puedes prepararte desde ya para que este acto de cercanía en ti y tu pequeño sea todo un éxito.

Cuando preparas tu mente, tu cuerpo se prepara también, por eso piensa en que la lactancia fluirá de la mejor forma entre tu pequeño y tú. Notarás cómo incluso la forma y color de tus senos se adaptarán de forma natural a esta necesidad.

Incluso antes de que tu hijo nazca, la leche podría empezar a fluir. Es por eso que es importante mantener tus senos aireados, pues la leche más la transpiración pueden generar humedad.

Si tu médico te lo aconseja, puedes preparar tus pezones con ejercicios simples como estirar la piel hacia fuera de forma suave con ambos dedos índice ubicados de forma horizontal y luego vertical. También puedes girar tus pezones suavemente entre los dedos índice y pulgar, como si estuvieras dando cuerda a un reloj.

Una vez empieces la lactancia, será muy provechoso que limpies tus pezones con tu propia leche materna antes y después de amamantar, así evitarás que la saliva de tu pequeño los lastime.

*Abbott reconoce que la leche materna es el mejor alimento para el niño debe ser exclusiva durante los primeros 6 meses de vida para lograr todos los beneficios nutricionales e inmunológicos del lactante menor.